Gimnástica Segoviana

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martes, 15 de abril de 2014

Cómo una simple hormiga lo consiguió (29 Mayo 2013)

La lluvia caía sobre el blando suelo del Bosque de los Perdidos, allí donde no llegaba la civilización humana, allí donde el paisaje era virgen y puro, y las flores eran olidas por todos los habitantes de ese esplendoroso área. La noche era húmeda, con fuertes y violentas ráfagas de viento. Se oía el chapoteo de las dulces gotas de agua en los charcos, y de fondo, un aullido de lobo que bañaba todo el Valle Restagor de tensión y alerta.  Se veían, no demasiado lejos, grandes rayos que rompían con fuerza en los árboles que formaban aquel paraíso.
Sobre la gran capa de hierbas secas, un aquelarre de meigas, como cada noche de luna llena, hacia borbotear un pesado recipiente repleto de restos descompuestos de lagartos, serpientes; quizá habría también algún pequeño resto humano. Pero lo realmente destacable de aquella extraña noche, ocurrió bajo tierra, a unos metros, bajo los pies de aquellas horribles encarnaciones del mal.
(CONTINUARÁ)
Allí abajo, dentro del hormiguero, junto a otra infinidad de huevos, en la sala preparada por las obreras para este preciso objetivo,  uno de ellos empezó a contonear, con movimientos hacia un lado y otro, como si la criatura que lo habitaba quisiera escapar de aquella cárcel que le había visto crecer y le había cobijado. Tras más de 12 minutos luchando por romper aquella barrera, esa pequeña hormiga consiguió algo que más de un huevo, y más de dos, nunca consiguieron: Eclosionar y dar vida a un nuevo ser. Allí estaba, casi sin mover las piernas, con dificultades para llenar sus tubos traqueales de aire puro dentro de aquellas paredes formadas por barro húmedo, y que habían visto nacer a más de 8 generaciones de aquella colonia de hormigas, la colonia Egrethor . Allí yacía, tumbada, cansada de aquel esfuerzo que la había traído del limbo a la vida,  Anhir, la nueva hormiga, la número 22.072 . Un número que jamás nadie, en todo el bosque de Los Perdidos, quizá en toda Galicia, podrá olvidar

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